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sábado, 21 de mayo de 2011

me acostumbré a evadirme.

Perdóname, a veces no se lo que me pasa, simplemente siento las cosas así, me vienen de repente y no me paro a pensar el por qué, solo me dejo llevar, y si en algún momento me dan ganas de salir salgo, de irme me voy, y de decirte lo que quiera decirte te lo digo, para mí la vida no es un análisis continuo, al contrario, creo que para mejor o peor dejo que la cosa fluya, tal y como venga y no me hago a mí misma un  informe a cada paso que doy, aprendí a hacerlo, me acostumbre a evadirme, el dolor me ha empujado tanto…, solo quería no sentir, y de alguna manera dormir y no despertar, seguir el ritmo de la corriente, sin acelerar, sin pararme a pensar en cómo ni cuándo ni por qué. Tal vez hoy estés triste, sé que tienes tus motivos, y no tengo argumentos para juzgarlos, más que nada porque los desconozco, pero ayer te cante todas mis canciones al oído, salí contigo a caminar para que no estuvieras solo, quería estar contigo por encima de todo, no creas que me vi obligada. Solo siento que los 100 soles que estoy acostumbrada a ver en tu mirada, ayer brillaban, pero de forma distinta ¿no crees?. Al menos yo lo sentí así, es la primera vez que he percibido algo de tales características, miles de pájaros pasaron fugaces sobre nosotros, se nos paró el reloj.


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