Anoche escuché mi propia historia, era mi historia sí, pero desde el otro punto de vista. No supe qué pensar al encontrarme ante la situación de escuchar mis propios recuerdos de boca de otra persona. Mi mente iba repasando casa espacio de tiempo a la vez que la voz los pronunciaba, todos los momentos hacían desfile en mi cabeza... el cuento se tornaba gris en un punto de inflexión, el decimocuarto día del mes, esperando a que el la avalancha inebitable de palabras de peso mastodóntico cayera sobre mí, y cual despliegue de alas para emprender un vuelo, una servidora voló sobre todo lo ocurrido, sobrellevandolo, sin esperanza alguna de poder modelar su conducta y que al suceder un milagro, todo volviera a ser normal.
Resignada a no mirar atrás, mi punto de vista cambió y fui haciendo el camino tal y como lo hice siempre, plano, sin cuestas, sin curvas.. Intentando buscar distracciones temporales me perdí y de vez en cuando un viejo amigo se paseaba por mi mente, despreocupadamente, sin preocuparles mis cicatrices, remiendos y torceduras.
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