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jueves, 17 de febrero de 2011

Luz.

Al fin ha acabado todo, hay tozos de cristales por el suelo a causa de la lucha, pero no le importa, él se siente aliviado, al fin se ha marchado lo oscuro, ya no tiene por qué fingir una sonrisa porque ahora el primer rayo de sol que ha nacido en la mañana entra por su ventana y le da en la cara proporcionándole la vida que necesitaba, devolviéndole la esperanza de volver a ver el mundo tal y como un día lo pudo ver, de que su corazón vuelva a latir al ritmo de la batería del mejor de los grupos de rock de la ciudad, y de repente la luz toma forma humana y ahí está ella, delante de sus narices recordándole que ahora puede contar con alguien, que ahora puede querer a alguien, que ahora puede sentir como por su vida corre la vida de alguien.
Le pide que se levante y que camine junto a ella, que juntos construyan el mundo que tanto tiempo han deseado, mirando sus ojos y hablando sin palabras, deseando que el tiempo se pare y poder cantar miles de historias junto a ella, que los años se conviertan en meses, los meses en días, los días en horas, retrocediendo para poder alargar el tiempo, para poder alargar su mirada clavada en la tuya, su sonrisa contra el filo de tu boca.

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