Páginas

martes, 12 de julio de 2011

el viento.

Tú, un par de horas y un poco de viento.
Aquella preciosa melodía recorría todo el lugar, colándose entre sus cabellos, por las ondas de su pelo, atravesó y provocó cada uno de sus movimientos, luego vino a susurrar a mis oídos, me dijo que sí, que lo que yo estaba pensando justo en aquel momento y por consiguiente cuestionandome, una vez más era cierto; un te quiero se me escapó de la boca, como un pájaro que ve la luz al abrirse la jaula, aquellas dos palabras necesitaban urgentemente salir al viento, pasar por tus oídos, y volver a acariciar tus cabellos.
Nunca he sabido el por qué, si  jamás alguien hubo confiado en mi, jamás nadie me había mirado de esa forma, ni sonreido de aquella manera, ni siquiera ahora entiendo tus justificaciones, ¿alguien como yo? "no, no alguien como tú, sino tú" y la cosa se para, y el reloj toca las doce, y la carroza me espera, para convertirse en calabaza al doblar la esquina porque desaparece la mágia.
Las dos horas se pasaron volando y el sol se escondió tímidamente, como de costumbre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario