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martes, 11 de enero de 2011

Espejismos.

-¡Agáchate! ¡Rápido, bajo la mesa! Ven, el suelo se está moviendo, por lo cual ahora mismo están escribiendo sobre nosotros. Es peligroso…
-¿Por qué nos escondemos?, deberíamos salir de la casa, se va a derrumbar-dijo el chico en un tono más alto de lo normal.
-¡shhh! ¡Caya! Que no te oiga, ven, haz lo que te digo, confía en mí, esta casa no se va a derrumbar.
Mientras el protector trataba de taparle la boca con la mano el chico siguió vocifeando palabras sin alcanzar a entender lo que pasaba y fue arrastrado bajo la mesa junto con aquel extraño que lo agarraba con fuerza.
El suelo temblaba a ratos con considerable intensidad, pero como ya se le había dicho, aquella casa de fantasía no podría ser derrumbada jamás.
El chico era nuevo por allí. A no menos de dos minutos de haber atravesado la puerta de aquella extraña morada comenzó a notar raras vibraciones como si algo no marchara bien, de repente divisó a aquel hombre bajo la mesa y no pudo reaccionar ya que ni siquiera sabía cómo diantres había llegado hasta ese lugar.
Al fin el suelo dejó de moverse, parecía haberse calmado y en ese instante el protector le soltó al fin y ahora en un tono más moderado el chico intentó formular la pregunta que su mente asustada pero astuta se había estado haciendo durante los dos últimos  movimientos del terreno:
-¿Cómo?, ¿Ha dicho usted que están escribiendo sobre nosotros?
-¿Yo he dicho eso? ¡Oh! lo siento, quise decir que ELLA está escribiendo sobre nosotros y más concretamente sobre ti, creo.-Susurró el todavía inseguro protector que pronunciaba estas palabras mientras se dirigía  velozmente, como si quisiera huir de algo, hacia las escaleras del recibidor.
Era un hombre joven de pelo rubio, ojos verdes y cuya cara tenía las facciones dignas de un modelo de revista, por un momento el chico sintió envidia de su belleza y caminó tras él tratando de perseguirlo para obtener una respuesta
  -¿Ella? Pero, ¿Dónde estamos? ¡Espera!, ¡no te vayas!
El protector se esfumó al subir las escaleras sin que el chico pudiera seguirle y, después de ver el último mechón de su cabello dorado, las escaleras se esfumaron tras él.
Tras el desvanecimiento de las escaleras apareció en su lugar, como por arte de magia un pasillo, un pasillo largo e iluminado con pequeños focos como los de un museo, con pantallas en las paredes simulando lo que al chico le parecieron unos cuadros antiguos.
Sumido en una extraña sensación el chico comenzó a avanzar por el pasillo y aunque aquello le daba mala espina se detuvo a observar las pantallas, extrañado e inseguro de que era aquello y de por qué aquel hombre le había hablado de una mujer que estaba escribiendo sobre ellos. Vio entonces que en todas las pantallas había imágenes en movimiento, algo así como videos, videos  que se reproducían sin interrupción.
Se detuvo ante uno de ellos y vio a una niña pequeña con un gorrito paseando en un carro con su madre, en otros la misma niña algo más mayor, con cuatro o cinco años, jugaba acompañada de otros niños con un muñeco en lo que parecía ser el jardín de una casa.
Había muchísimas imágenes pero siempre era la misma niña, y conforme el chico iba avanzando por el pasillo la cara de aquella pequeña de los videos se le iba haciendo cada vez más familiar.
Siguió avanzando y se dio cuenta de que los videos le estaban mostrando la vida de alguien que él conocía, caminaba y caminaba a través de aquel interminable pasillo. Pasó la niñez y aquella chica iba creciendo, aquellos videos mostraban los que parecían ser los momentos mejor guardados de la chica, escenas tiernas con familia y amigos y cada vez le sonaba más aquella cara, pero su mente no logró reconocerla.
 Asustado en parte, el chico siguió su camino ya que no le quedaba otra salida y además su curiosidad le pedía a gritos seguir para averiguar dónde demonios estaba y quien era aquella niña.
Siguió viendo videos hasta llegar a una de las misteriosas pantallas y allí la reconoció. Era ella, ¡claro! ¿Cómo no había podido reconocerla? Era ella, su mejor amiga, estaba dentro de la mente de la que era desde no hacía más de dos años su mejor amiga. Desde hacía ya tiempo pasaba todos los días junto a ella y le tenía mucho cariño pero desde hacía un tiempo estaba preocupado porque venía notando que últimamente estaba un poco rara con él y eso le hizo pensar en qué podía ser aquel lugar y en por qué el suelo tembló anteriormente.
Siguió observando los demás videos y se topó con uno que le llamó la atención. En él se reconoció a sí mismo. Era una escena reciente, de una excursión que hicieron los dos juntos al campo. Y así eran todos los demás videos conforme iba avanzando por el pasillo, todos escenas donde solo estaban ellos dos, ya no aparecían la familia ni los amigos de la chica...
Después de ver varias pantallas con videos de escenas que él recordaba haber vivido aún seguía confundido, pero tras pararse frente a uno de ellos y haciendo gala de su increíble inteligencia  se dio cuenta de donde estaba, él era un simple espejismo del pensamiento de su mejor amiga, vivía dentro de ella sin poder escapar a no ser que ella quisiera que escapara.
Ya que esa casa en la que se encontraba era el mundo interior de su amiga, que ella cambiaba a su gusto, de ahí que hubieran desaparecido las escaleras y que el suelo temblara al escribir sobre él y donde  la chica guardaba todos los recuerdos de su vida, todos sus recuerdos favoritos. Y aquel hombre que le había metido debajo de la mesa no era más que el guardián de todos aquellos recuerdos y a él por supuesto, y cumpliendo la voluntad de su señora, le había protegido, le había dejado entrar y le había guiado hacia la verdad y por fin lo comprendió todo.

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