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sábado, 22 de enero de 2011

Punzadas.

Amelie despertó aquella mañana de un salto, el corazón le estaba dando punzadas, estaba asustada, las punzadas cada vez eran más fuertes y repetidas, intentó levantarse con gran esfuerzo para correr hacia las escaleras, quería chillar de dolor pero cuando intentó hacerlo ni siquiera el aliento salió de su boca, se quedó allí junto a las escaleras, de pie, quieta ya que sentía que cualquier movimiento brusco podría llevársela, no había nadie en casa, o al menos ella no los oía, porque su madre estaba en la cocina tomando su café matutino y su hermana pequeña sentada en la televisión pero ninguna de las dos sospechaba que de haber subido las escaleras podrían haberla salvado.

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